26.9.05

8._ A-Deísmo

El "giro antropológico" de Feuerbach fue una crítica del deísmo que, sin el apoyo de una concepción emergentista, derivó a un ateísmo (más bien un a-deísmo) humanista.

El panenteísmo hegeliano, que correspondía a una visión "de vuelta", fue sometido a crítica para conformarlo a una visión "de ida", en el "ponerlo sobre los pies" de Marx. Así, el "espiritualismo dialéctico" se convirtió en "materialismo dialéctico", y, con el humanismo feuerbachiano, en "materialismo histórico".

Un marxismo luego transformado para hacerlo cósmico y emergentista --¿como el de Ernst Bloch?--, aunque sigue siendo una visión sólo "de ida", se aproxima a nuestra concepción teísta, aunque ésta incluye además como algo fundamental una visión "de vuelta" que implica la fe en Dios. ¿Un retorno al hegelianismo? No, porque sostiene el emergentismo --una dialéctica mucho más radical-- y acepta también la visión "de ida" como contrapunto válido.

Por su parte, Nietszche negó no sólo cualquier concepción de Dios, y cualquier visión "de vuelta" por lo tanto (ya que Dios está presente "hasta en la gramática"), sino además cualquier dialéctica progresista, cualquier posibilidad real de progreso, junto con cualquier medida objetiva de éste.
Era consecuente, pues cualquier dialéctica progresista implica la posibilidad del Dios teísta (aunque no la del deísta). El concepto de "muerte de Dios" tiene aquí tres grados de significación:
1º._ Fin de la creencia en el Dios del deísmo. (A-deísmo).
2º._ Fin de cualquier visión "de vuelta". (A-apolineísmo).
3º._ Fin de la creencia en cualquier posibilidad real --o criterio objetivo-- de progreso. (Nihilismo).

Nosotros compartimos el primer grado gustosamente, y nos oponemos al segundo, pero reconociendo la necesidad de las visiones "de ida" con su ámbito de autonomía inviolable. En cambio, al aceptar como un hecho básico el proceso evolutivo cósmico, y la capacidad creativa de la naturaleza, atribuyéndole finalidad (aunque no propósito en todos los niveles), rechazamos su nihilismo, incluso en visión "de ida", y creemos en la posibilidad real de un progreso que podemos medir y protagonizar válidamente según nuestro criterio cognitivo, ético y estético.